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Consciencias dormidas que viven «en la matrix»… O LA LUJURIA DEL CAPITALISTA

  • Foto del escritor: Carolina Amarís
    Carolina Amarís
  • 28 ene
  • 11 Min. de lectura

¿Cómo es la buena salud mental o en su contrario la mala salud mental? ¿Cuáles son aquellas conductas preciosas a las que queremos todos llegar? ¿Existen?

En este primer capítulo y para dar una respuesta a esta pregunta de buena manera vamos a dar un repaso histórico, sin ser increíblemente detallado, de algunas ramas de la terapia psicológica. Repaso que va a incluir algunos pensamientos decoloniales o contraculturales y críticas del sistema de producción. Lo primero que les quiero decir es que aquí nos vamos a plantear desde una posición humana – lejos de una visión rígida que nos limite. 

Sí, soy psicóloga, espero y busco poder brindar datos con sustento, pero también soy crítica sobre la hegemonía de algunos campos de este estudio que no considero valiosos para todos. En la vida vinimos a aprender y ser creadores de esta realidad que llamamos vida. Observar con ojos de aprendiz sin absorber. No pretendo validar algo que tenga pruebas de ser adverso, así como tampoco voy a negar la posibilidad de observar herramientas valiosas para el bien ser humano.

La psicología es un tema tan amplio como el Universo mismo que somos todos, no es justo limitarnos a hegemonías académicas y clasistas o raciales incluso, pero para respondernos les voy a hablar un poco de historia. Vamos a hablar sobre el primer hombre que en la época, hace poco más de 100 años dijo: oigan, y si en vez de lobotomizar gente hablamos con ellas? y este fue Sigmund Freud, así mismo hubo otros Wilhelm Wundt y luego quien se convierte en la contra parte de Freud, Carl Jung y siguen muchos con sus mil tentáculos. Y así nace la psicoterapia moderna. Blanca y colonial, proveniente de Europa. Sería hermoso haber podido estudiar en la academia lo que hacían algunas tribus indígenas con las vivencias turbulentas, por no decir negativas o malas, de la psyche, del alma – pero eso en la academia poco o nada se menciona.

En todo caso desde ese entonces nos venimos haciendo esta pregunta y desde ahí hay muchos campos de acción para la terapia. Hay varios campos de estudio y voy a nombrarlos rápidamente para ir desglosando todo esto. Por ejemplo, desde el conductismo radical somos un cuerpo en un contexto que tiene estímulos que generan respuesta y por ende las respuestas funcionales, así, tal cual que funcionen en tu entorno y no generen malestar para ti o para los otros, eso es salud mental. Y estoy siendo reduccionista, pero es que más o menos así se explica. Así de básico. O eso parece. 

A mí modo de verlo el conductismo radical, que es la terapia que se utiliza en los centros de salud y proviene de autores como Ivan Pavlov y Frederic Skinner es aquel que sirve para vernos como engranajes del sistema de producción en donde debemos producir por ende tenemos conductas funcionales y otras que no lo son. Así mismo van las formas de nombrar la terapia: psicoterapia analítica funcional. Entonces una persona con depresión – una tristeza abrumadora – que no es lo mismo a una enfermedad de la cual jamás vas a poder salir – no es funcional porque así no puede trabajar. Así mismo una persona con cualquier malestar profundo. 

Las cuestiones aquí son: qué hacemos para hacer cambios en la conducta que en consecuencia transformen su contexto y así esta persona pueda ser funcional para su entorno y por ende, sentir algo de mejoría. Ahora no me malentiendan, esto funciona, valga la redundancia, a corto plazo se evidencian cambios y son incluso medibles. Pero somos humanos y por ende a largo plazo seguimos haciéndonos preguntas, o podríamos seguir con el malestar. Además porque solamente hemos trabajado sobre nosotros como individuos, pero seguimos siendo parte de un sistema que en su mayoría se ha vuelto hostil.

Hay varias otras escuelas, la cognitiva por ejemplo, donde tenemos pensamientos complejos que deben ser organizados de determinada manera u otra para cambiar eso que pensamos y por ende ser funcionales o sentirnos mejor si hay malestar. Es algo así como si fuéramos una máquina, con input, lo que entra, el procesamiento de la información lo cual se convierte en la representación que tenemos de la realidad y output, lo que sale. Desde aquí podemos estudiar la inteligencia artificial, por ejemplo.

El punto de cambio en la terapia cognitiva y para lograr mejoría cuando hay malestar, es transformar la representación, la forma en la cual vemos aquellos pensamientos – cambiamos el input, lo que entra en nuestras mentes para tener un mejor output – lo que sale de nuestras mentes. Estoy siendo simplista, pero es que en palabras cortas es así, y por eso existen las terapias cognitivo-conductuales en donde se unen los cambios de conducta con los cambios de pensamiento, porque como humanos tenemos pensamiento complejo del cual también hay que hacernos cargo. 

Pero aquí volvemos a lo mismo, parece que el conductismo nos deja en un lugar donde somos un engranaje que tiene que ser parte del sistema funcional y punto. Cambia tu conducta para que sea funcional, piensa de esta manera para no estar triste y por ende puedas seguir trabajando en la producción. Son terapias contextuales, sí se analiza el contexto, pero todo está ligado a muévete, cambia esta conducta de tal manera para sentirte mejor. Y a veces esto sencillamente no nos ayuda a todos.

 Luego está irnos a escuelas donde el contexto toma incluso más importancia, como la sistémica, una escuela de base escrita por Gregory Bateson y Donald DeAvila Jackson. Esta nos habla sobre los procesos de interacción del individuo con su entorno, sobre todo en su familia. Más que tratar los malestares psicológicos como un proceso intrapersonal, del solo individuo, nos habla sobre las formas en que posiblemente la dolencia psíquica de las personas sirven como mecanismo de homeostasis, de balance en la función familiar. Por ende se trata con el análisis de la familia como contexto asimilando y transformando así aquello que pueda estar causando que la persona continúe con su dolencia y por ende, mejorar o sanar molestias. Es supremamente interesante.

Eventualmente también llegamos a escuelas como el humanismo existencial – una rama más filosófica de la terapia que nos habla sobre el sentido del ser. Aquí buscamos que el humano se conozca a sí mismo y encuentre su propias preguntas, respuestas y razones de sentido. En esta rama encontramos a Victor Frankl, Rollo May y Abraham Maslow con su jerarquía de necesidades. Es una rama bastante romántica, a mi modo de verla, y no para mal, esta escuela es de mis favoritas, personalmente la quiero mucho. Pero es romántica porque enmarca la libertad y la responsabilidad de los individuos frente a todo lo demás. 

Ahora, ¿qué tan libres somos en un sistema con tal nivel de producción como el que tenemos alrededor?, donde se nos manipula constantemente con marketing y ¿qué tan responsables podemos hacernos de nuestra vida si nuestra capacidad de respuesta está limitada por muchos aspectos que no dependen de nosotros como el solo hecho del lugar donde nacemos? No es lo mismo nacer en un lugar de pobreza a uno donde mis necesidades básicas no estén en ningún tipo de riesgo constante solo por haber nacido ahí. Es importante hacernos conscientes de esto antes que todo lo demás.

Además es una rama que ha sido muy profanada por la psicología positiva – en donde se busca un individuo con mentalidad positiva, valga la redundancia, en búsqueda de la felicidad y el ser feliz como finalidad absoluta. Seamos felices, optimistas y resilientes. Aquella última palabra que hay que leer con cuidado. Porque también parece vendernos como seres rotos que debemos sanar todo el tiempo y así llenarnos de libros de autoayuda. Spoiler: nadie puede estar feliz todo el tiempo. Eso no es real. La felicidad es una emoción transicional como cualquier otra. No tenemos ningún lugar feliz al cual llegar y estamos vivos, por ende vamos a sentir absolutamente todo un espectro infinito de sensaciones y emociones.

También se ha visto diluida entre el new age o el esoterismo y muchos de estos derivados. A veces no es tan bueno meter todo en el mismo saco porque se pueden cometer mayores malestares como pasa a veces con las herramientas como las constelaciones familiares. Aunque no me malentiendan, yo soy fiel lectora de la astrología como herramienta, soy analitica del tarot como metodología proyectiva de interpretación – todo esto pretendo explicarlo en otros podcasts, pero la psicología humanista existencial es valiosa porque fue la primera en plantearnos al ser humano como ser integral. Parte de un todo.

Entonces, llegamos desde donde me van a escuchar hablar bastante, la psicología integral y posiblemente transpersonal – poder observar todo esto y analizar su importancia y valor para apoyar desde la funcionalidad de todas estas ramas. La psicología integral busca esto. Ver lo dinámico del humano y apoyar desde sus necesidades individuales, además de conectar el cuerpo. Por fin hablamos de la carne que todos tenemos! Cuerpo y mente como un todo en la travesía de los estados o niveles de conciencia. Apoyarnos desde los trabajos somáticos, del cuerpo, para atravesar las emociones, incluso las que parecen más complejas.

Estudiar y por ende trabajar desde esta rama no es fácil y por ende es altamente criticada dentro del constructivismo posmoderno, es decir la psicología como “ciencia”, pero es impresionante para dar el apoyo y evidenciar mejoría – para mí como terapeuta con mis consultantes y por encima de todo como ser humana que soy, siendo una persona en esta sociedad que ha vivido y vive malestares psicológicos profundos – ha sido la que menos me ha limitado y más me ha ayudado. Me voy a extender sobre esta escuela en otro episodio sin duda. También podemos seguir debatiendo sobre las otras, estoy abierta a todo desde una mirada respetuosa.

Ahora sí, volvamos a las preguntas! Entonces, ¿cómo es la buena salud mental o en su contrario la mala salud mental? Y así mismo vamos a ir respondiendo la otra pregunta, ¿Cuáles son aquellas conductas preciosas a las que queremos todos llegar? ¿Existen? Si me han puesto atención he venido dando respuestas cortas durante todo esto. Porque como en todo no hay respuestas o verdades absolutas. Sin embargo, la respuesta comienza en preguntarse a cada uno de ustedes mismos como individuos – qué se siente sano para ti, qué es saludable, qué te brinda bienestar o qué es aquello que te hará sentir más conectado con tu bien ser. 

Conócete a ti mismo, decía Socrates, y conocerás al mundo. Así mismo en su contra parte – qué cosas se sienten adversas para mi mente y mi cuerpo. Qué efecto tiene esta conducta sobre mi entorno y si la reacción es algo que no nos hace sentir bien o nos trae problemas ahí están las respuestas. Yo no puedo pretender tratar de forma hostil o grosera a alguien y que esa persona no reaccione. No puedo negar que si duermo y me alimento mal mi cuerpo y mi mente no van a estar saludables. Pretendo volverme millonario de la noche a la mañana a punta de manifestación, pero no me enfoco en lo primero que es aprender sobre finanzas personales. Es lo básico.

Entonces hablemos primero de lo que parece negativo – una mala salud mental son todos aquellos síntomas del malestar interno que podría haber en el 1% de nuestra vida – es todo aquello que se ve afuera. Puede comenzar a verse de formas sutiles como dejar de disfrutar lo que antes te brindaba alegría. También está en arrebatos emocionales de rabia o de tristeza – sobre todo de irritabilidad cuando todo te incomoda porque la vida ya no parece agradable.

Está en aquel dolor interno que se va viendo afuera. Incluso nuestro cuerpo va a comenzar a hablar, sobre todo nuestro cuerpo – puede que se tenga menos energía y nuestros órganos comienzan a decirnos cosas – el estómago, por ejemplo, habla mucho en malestar con una mala digestión de un extremo al otro – también la piel cuando aparecen sarpullidos, o sentir el corazón acelerado constantemente y dolores en el pecho. Claro está que hay que corroborar con un médico especializado si hay síntomas meramente físicos, pero cuando los síntomas persisten, a ti te dicen que “no tienes nada” y no encuentran soluciones o solamente te quieren brindar pastillas para adormecer los síntomas – es momento de cuidar de tu salud mental. Posiblemente indagar qué puede ser lo que ocurre en tu mundo interno.

Tampoco significa que somos demonios locos o dementes solo por ser humanos que sienten malestares. Sin embargo, la mala salud mental sí es aquello que nos comienza a alejar de nuestra divina esencia – y aquí no quiero que se malinterprete todo, pero también quiero hablar desde el lado espiritual porque es valioso. Cuando reconocemos nuestra conciencia espiritual somos capaces de atravesar retos más grandes, podemos sostener más para vivir mejor porque nos permitimos evidenciar la forma en la cual todo está conectado y verdaderamente confiamos en el ser divino que hay en nosotros. Porque todo está conectado. 

El cuerpo y la mente, así mismo nuestra vida diaria con el ambiente social en el que vivimos. Recordemos que aquella enfermedad que veíamos muy lejana en China también ha llegado a nuestra casa como ocurrió con la pandemia, por ejemplo. O la mayoría de desastres naturales no se llevarían consigo tantas vidas sino se protege solamente el beneficio económico sobre la existencia humana.

Entonces cuídate para cuidar, si te cuidas tú mismo cuidaras tu entorno. Una persona incapaz de formar bases seguras para sí mismo será insegura – desde esta posición será imposible que vea seguridad en el afuera. No puedo pedirle confianza a una pareja cuando la base segura que busco no la tengo dentro de mí – qué sentido tiene eso? Y esto no se trata de amor propio, esto es el trabajo interno de cada uno de nosotros para relacionarnos sanamente en nuestros vínculos.

Acorde a esto, podríamos decir que la buena salud mental estaría en llevar una vida saludable e íntegra en las distintas áreas de la vida – física, intelectual, afectiva, profesional, espiritual, y económica – manteniendo una armonía en el sentir, pensar y hacer. Que no es lo mismo que actuar en absoluta congruencia porque somos humanos y por ende seremos contradictorios. Un día nos puede gustar algo y al otro día no y no por eso estamos locos. Una buena salud mental no es ser seres de luz fluorescente, ángeles preciosos que no cometen errores. No. No significa andar por la vida flotando pensando en lo buenos que somos. 

Lo importante es conocerte a ti mismo, tener bases firmes de reconocimiento propio. Quién soy yo antes de que me dijeran lo que debo ser y desde ahí buscar un balance en ser una persona que es capaz de desplegar sus capacidades, comunicar sus necesidades, poner límites en sí mismo y en los otros – no actuar desde impulsos emocionales que te puedan poner en riesgo físico y mental a ti mismo, a tu entorno o tus vínculos y compromisos. Desde ahí está el cuidado propio y el de tus vínculos con los otros. No puedo llenar mi vida con un mundo interior vacío, no puedo pretender pedir o brindar aquello que no tengo. Y eso no quiere decir que si no te amas no te van a amar – sí te pueden amar, claro que sí y profundamente, pero posiblemente vas a tener muchos conflictos. El amor no puede con todo y requiere mucha madurez emocional para darnos cuenta de esto.

También me puedo poner algo más técnica y hablar sobre las funciones ejecutivas que nos ayudan a tener buena salud mental, pero esto quisiera dejarlo para otro episodio al hablar de neuro diversión como me gusta decirle, neuro divergencias. Solo les voy a dar una lista, la memoria de trabajo, la planificación, el razonamiento, flexibilidad, inhibición, toma de decisiones, estimación temporal y propiocepción. Como ven somos seres muy amplios, un Universo mismo que camina y siente buscando comprenderse. Por esa razón vale la dicha estudiarnos así sea un poco.

En la sociedad hace falta este conocimiento, imagina a un niño que sabe sentir sus emociones y nombrarlas. Que sabe respirar y de esta forma no estallar en tantas pataletas. A sentir su corporalidad como propia y protegerla sin miedo. Nos evitaríamos tantos abusos llenos de sufrimiento. Piensa en un padre que se permita admitir sus errores. Que sea capaz de sentirse afligido y demostrarlo para que sus hijos no crezcan como personas plagadas de ideas machistas y patriarcales. O una madre que no sea tan exigente consigo misma que permita que sus estándares se traspasen a sus hijos hasta el punto de destrozarles la autoestima. Todo esto ocurre porque hacen falta humanidades, consciencia individual y social.

Y por eso gracias por estar aquí – gracias por tu atención y por ocuparte de escuchar un grano de arena a aquello que pueda apoyarnos en este Universo infinito de posibilidades y en este mundo social tan complejo. Mi nombre es Carolina y soy humana. Profesionalmente psicoterapeuta integral humanística. Te invito a que si te gusta lo que escuchaste le des like, me sigas y compartas. Para hacer terapia conmigo, para preguntas y palabras amables estoy a un mensaje de distancia.

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